septiembre 29, 2003

Coaster Colonial-Tacna, 12:00pm, a medio llenar y con el invierno que resiste dejarnos hasta el otro año, todavía no se ven los rayos de sol primaveral ni tampoco la actitud optimista de la gente, es que estamos en la ciudad, rostros serios, apagados, pensando en sus vidas y si vivirán mañana, otros reflejando angustia, perdidos en mil y un problemas heredados de no sé cuándo ni hasta cuándo, se detiene el coaster, alguien va a subir, mis ojos siguen a aquella persona por ser mujer nada más, tamaño standard, el clásico jean y cabello pelipintado según las convenciones de moda actual, tirando entre castaño claro y rubio, su mirada es la misma que el pequeño contingente a bordo con tonalidades de un algo más indiferente, se ubica en el primer asiento que encuentra, parece bonita. 'Señores pasajeros...', interrumpe alguien que no me atreví a mirar al momento de subir, su aspecto, el de todos los que vienen con esa intención, me aturde, parece no mirar a ningún lado, '...lamento interrumpir su hemoso viaje', parece no notar el desconcierto de la gente y rápidamente pasa a ser ignorado, una ligera mueca se dibuja en la expresión de una señora, todos ahora miran a las ventanas, arrojando sus almas por la via hasta que termine el orador de los caramelos, 'a sólo 20 céntimos, que no te hará...', tal vez tenga razón pero con 5 previos ya ha sido suficiente, un niño, un abuelo, una señora, un cojo y un estudiante, me dijeron alguna vez que era buen negocio, tal vez me anime, 'empezaré por la parte delantera...', y empieza mostrando a la chica que subió al inicio, esta no se inmuta y lanza un 'no' rotundo, barriendo fastidiada al susodicho, este no se rinde, insiste con el dichoso contenido, 'no gracias', parece desesperarse, el hombre piensa insistir una vez más, pero su voz y mirada cambian drásticamente haciendo más evidente la humillación a la que puede someterse un hombre por vivir, la nena no accede, el observado desiste.

Pasar a los siguientes asientos fue algo más rápido, seguramente por lo conmovedor de la situación que golpeó el corazón de la gente y los obligó a colaborar, 1, 2, 3.... 7 personas, adquirieron su dulce, llega al fondo, termina. Vienen los agradecimientos, aleluyas y bendiciones al señor, 'hoy por ti mañana por mi', deja el micro con el semblante optimista que le falta a todo el mundo dentro, la chica baja una cuadra más allá, es la 3a vez que los veo en el mismo microbus.

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