noviembre 05, 2005

Encuentro cercano del sexo tipo

Escribo esto desde una fría habitación en una clínica local, lo que me sucedió nadie lo cree, ni mis amigos, ni mis hijas, ni mi esposa, quien ahora me pide desesperadamente el divorcio, he intentado explicárselo en todos los idiomas posibles y no quiere entender, yo sé que podrás ayudarme, por eso recurro a ti en medio de esta crisis, no veo el momento en que todo se arregle y salga de esta cama tan dura y estas sábanas tan agobiantes color turquesa que me acogen mientras me recupero de semejante trance, ¿qué es?, ok te lo diré, sufrí una abducción extraterrestre.

Te perdono si te estás burlando de mi, pero aguarda la historia que voy a contarte, todo empezó con Mariano y sus clásicas saliditas a disfrutar de un par de cervezas, hace 3 días me invitó muy gentilmente a degustar de ese dulce néctar, salimos en su auto y llegamos a un lugar algo alejado de la ciudad, luego de un par o no sé cuántas horas de empinar el codo, algo pasó, nada más tengo el recuerdo una luz intensa y nuestros cuerpos flotando en un espacio lechoso, de perfumes extraños y sonrisas lejanas, la verdad no sé si flotando pero algo grueso nos estaba levantando en peso a ambos, cerré los ojos y cuando los volví a abrir... no me vas a creer, habíamos ingresado a una ¡¡¡¡¡NAVE EXTRATERRESTRE!!!!!

¿Cómo me dí cuenta de eso? lo poco que podia notar eran las luces de colores, rojas, azules, en medio de una relativa oscuridad que no dejaba apreciar muy bien lo que un humanoide hacía, debe ser el que manejaba esa nave, agitando sus controles, por cierto, qué rara manera de manejar... Fue cuando algo dentro mio se sobresaltó de manera extraña, hice esfuerzos por echar un vistazo alrededor y me topé con una cantidad regular de seres, pequeñas de cabellos largos y vestidas con sendos atuendos espaciales, un secreto para tí nomás: En el espacio no hace frio, me lo dijeron esos extraños y pequeñísimos vestidos galácticos, incluso los toqué suavemente por un buen rato, mientras una extraterrestre me consolaba entre sus piernecitas marcianas y un par de blandos almohadones magicos, enormes y brillosos, otro secreto para tí, ¡¡¡hablaban nuestro idioma!!! "papito lindo cálmate" me decía y una felicidad intensa venía de sus ojos y el brillo escarchado que tenía en sus brazos cuando acariciaba mi rostro, yo le preguntaba en dónde estábamos, y ella me respondió: "EMNUEL", "EMNUEL". así debía llamarse su nave creo yo.

Poco después logré divisar a Mariano, parecía que las extraterrestres lo estaban tratando muy bien, a juzgar por la expresión de su rostro, pasó junto mio y una voz desde las piernecitas marcianas me confesó "le harán una intervención", creí que mi compañero estaba en peligro, me empecé a mover desesperadamente, grité para que no se lo llevaran y nuevamente sentí la presión inicial, un alboroto como los que predice "Alfa y Omega", y me sentí teletransportado por un largo pasadizo, volví a cerrar los ojos y al momento de abrirlos ya estaba fuera de esa nave, en esta cama, y con mi esposa llorosa: "maldito perro!!!", "desgraciado!!!!, tantos años de matrimonio", yo sabía que estos encuentros cercanos afectaban pero no al punto de acabar con mi matrimonio, de Mariano no sé nada, no ha aparecido hasta ahora, por ahí escuché que lo buscarán en algún descampado de Puente Piedra, seguro es donde estos malditos extraterrestres abandonan a aquellos "intervenidos".

Tú que eres mi amigo, sé que me vas a entender, habla con mi esposa y dile que fui raptado, ¡convéncela por favor!, mi matrimonio no puede terminar por culpa de estos seres de otro mundo, aprovechan que un par de buenos amigos se descuidan degustando sus cervecitas por fin de semana para llenarlo de oscuridad y música de Joe Cocker, en agradecimiento y como prueba te envío estas tarjetitas que aparecieron en mi camisa, allí verás a las extraterrestres, pero por favor, no se las muestres a mi esposa, en estos momentos tan difíciles no es lo más adecuado, ah! y cuidado que te rapten a ti también.

con mucho afecto, tu pata
José

noviembre 04, 2005

Mi lucía

Al frio de la noche
sentirás su calor
las luces de color
esconderán su rubor

un beso en la piel
la mano en la cintura
la noche viene a ser
de sosiego y de locura

morena, puro y tinto
capricho del destino
nos amamos un domingo
¡y las musas son testigos!

la dulzura de tu voz
lo que mi pecho guarda
como tus ojos no hay dos
ni las caricias que me dabas

Ahora a la distancia
eres recuerdo y añoranza
lágrima derramada, Estela
volveré a ti mañana.