enero 29, 2005

Golpe de sue...ño

Repaso lentamente las expresiones de un libro antiguo encontrado en la biblioteca, con cada hoja raspando manos muevo los ojos de un lado para otro, izquierda... derecha... izquierda... derecha... recibo las palabras, almaceno las ideas y albergo pensamientos, me aburro, sólo quiero que la noche termine guardando esos demonios cabizbajos y vagabundos en la tiniebla delirante, hablo en minúsculas, escribo en minúsculas, cavilo en minúsculas para que nadie escuche, esos temores, lo impetuoso atado fuerte a la serenidad como inevitable artilugio, haciéndolos convivir como perro y gato, comer en el mismo plato, amar a la misma mujer, tener los mismos deseos, y como dos polos iguales rechazarse visceralmente, hoy quiero hacer de patán, pero veo un libro viejo en frente, el libro... el libro... el libro...

Cojo el celular y llamo a Perico, -Habla, dónde es hoy-, demasiado optimista, -Ya tio, 11:00pm- no lo he pensado dos veces y una ligera picazón invade mi estómago, es la náusea placentera previa a la noche que por hoy se hará larga, llenándome la cabeza de ideas, y haciendo trabajar esa pesada máquina de frágiles ilusiones de cristal. El frio contacto con el agua es necesario para aliviar el torrente que la imaginación hace fluir cuando abro las compuertas del seso en señal de darme una oportunidad, el destino a su vez puede jugar mal, levanta la mano con el látigo cuando creo seguro que recibiré una caricia.

Hemos llegado al lugar, cuerpos van y vienen al frenético ritmo, este hunde nuestras voces y las ahoga en el barullo, cuerpos vienen y van, llevando el líquido, provocando miradas y alimentando el cosquilleo, -cuándo mierda nos traen la cerveza- grita Pacho, arrepentido cuando ve tras de él a la curvilínea mesera, demostrándolo con una sonrisa entre estúpida y de querer agradar, la chica por su parte le roza con pena sus pupilas en el rostro y se voltea -¡imbécil!- sin que nuestro amigo se dé cuenta.

Al fondo una mirada, dos redondeces fijas que se cuadran directo en mi, acuse de recibo para el origen, -salud!- a lo lejos, y esos ojos vibran con una pequeña sonrisa, ensayo un -¿bailamos?- en la distancia señalando la pista, un movimiento esforzadamente sensual descubre la afirmación, pero -oh!-, al lado el ¿enamorado?. Este la besa, toca su mano y aprovecha la oscuridad para buscar algo debajo de la mesa, nadie lo mira, todos ya lo saben y ella, contenta. No me interesa realmente, me divierte creer en estupideces mojadas con alcohol pues se evaporan al contacto con mi propia determinación. De pronto el susodicho se dirige al baño; me levanto presuroso, dos, tres, cuatro mesas, -¿deseas bailar?-, no lo duda -bueno, vamos- y ensaya su sonrisa esforzadamente angelical debajo de innumerables capas de maquillaje, con aquella mano que morena se acerca a la mia y en el contacto acelera el correr de las hormonas, un sentir caliente y el golpe en la nuca, sus ojos cambian presurosamente al espasmo y terror, mientras mi cuerpo cae despacito, viendo apenas la ira de "Romeo", es entonces que me acuerdo del libro... del libro... el libro...

Abro los ojos, queda el dolor de la nuca y el sabor del papel cuando pasas más de dos horas con el rostro apoyado en él, casi lo arruino con la saliva que rápidamente voy limpiando, espero nada más que no se den cuenta cuando lo revisen, no queda muy bien que digamos, aunque sí un ligero y nostálgico olor a perfume barato y piconería por no poder repetir el toqueteo falda-media antes de despertar en el escritorio.

enero 27, 2005

Dormir y levantarse fraterno

Mi hermano sufre de aprendicitis, todo lo que evoque libros y largas jornadas de concentración sucedánea es motivo de achaques de viejo en plena adolescencia, le encanta extenderse, o mejor dicho desparramarse a lo largo de su cama, eterno cansino, cuenta ansioso durante todo el día las horas que faltan para continuar con el sueño y a veces en las tardes apura el deseado momento haciendo un preámbulo de su encuentro con lo onírico.

ültimamente sale a caminar en las noches para no "aburrirse", y a veces tarda en regresar, en lugar de mandarlo a la cama más temprano, ha hecho que acorte su labor de contador de ovejas, más de uno en la casa, especialmente mi tia, sospecha que su repentino cambio no es por la euforia recién despierta, propia de su edad, incluso ya estamos esperando el momento que toque el timbre y se anime a presentarla.

enero 25, 2005

Rutina

Levantarse, pensar, desayunar, pensar, ir a trabajar, leer en el bus, pensar, trabajar, pensar, terminar de trabajar, regresar a casa, leer en el bus, pensar, llegar a casa, alistarse para el siguiente día, pensar, bañarse, dormir.... pensando.

enero 17, 2005

Es un triste payaso...

¿Desde cuando los payasos matan gente? Si la existencia de un sindicato o gremio de narices rojas es posible, favor castigarlo con 10 tomatazos por cada espectador de este enorme circo llamado Perú.

enero 12, 2005

...tan fuertes, yo no sé

Yo te pego, vuelvo a pegarte, te golpeo, estoy ebrio, mira, me divierte darte cachetadas, sí, es bacán, no llores, ¿no ves que es paja?, toma otra para que te des cuenta... ¿nada? ya vuelvo, ¿qué? no, una más, pero esta llega con patada de yapa, ¡¡¡Y MIRA!!! algo rojo está pegado a mi mano, ja, qué asco, encima es vizcoso, tú tienes la culpa, ¡paf! te castigo, por algo te casaste conmigo ¿no?

Encima no entiendes y ahora te defiendes, ese cuchillo brilla, me gusta cómo refleja tus ojos morados, las venas henchidas de orgullo y la furia en tus mejillas, oye, no te me acerques así, deja el metal en su lugar, esto ya no es divertido, tu actitud dejó de agradarme, JA, recuerda que estábamos jugando, si me pasa algo es tu culp.... (...) ....

enero 06, 2005

Desecho

Volví a casa, la experiencia fue gratificante y enriquecedora, sólo hubiera querido dejar en el otro lugar la alforja de recuerdos, el dueño quizá los lanzaba al traste sin el mayor remordimiento, con eso me demuestro que aún no pierdo la estúpida manía de apenarme por los objetos que voy a botar: el lapicero, veo su rostro triste porque se sabe inservible; una tijera, cabizbaja y sin necesidad de mencionar palabra por el destino que lleva, sin filo ni vida útil; un cuaderno, ofreciéndome el cielo por dejarse usar un momento más, me convence argumentando que el fuego es atroz cuando lo toca, temiéndole más a que a la lluvia cortante o al barro enceguecedor. Termino conservándolos uno tras otro apilados en cajas y cajas, feliz de no contribuir con una nueva muerte y preocupado por los problemas que me dan tantas cosas almacenadas en la azotea de casa, por eso hay momentos que te envidio, tú no padeces de esa fea manía, te deshaces de todo antes de botarlo siquiera o antes de pensar que ya no lo necesitas, y no importa si no son objetos, no interesa si sienten, porque detrás de esos ojos no hay nada, sólo un cerrar de párpados que descubre cada vacío dejado por ti en el camino.

enero 05, 2005

Desvaríos

En el tráfico atroz está la respuesta que no llega, el abandono que la angustia severa ciñe contra la pared argumentando razones inaudibles, se estrellan como un mar de definiciones inconclusas, se abrazan a la soledad, al terror de ver tus manos quebrando el sosiego de un aire ajeno dibujando una caricia, en cada paso, un pensamiento sonando al ritmo de los que vienen, desesperado los ví acercarse e irse inevitables por detrás mio, lo mismo daba tener líquido en los dedos, la diferencia está en eso, en el escozor caliente de oídos por confirmar que "no hay marcha atrás" y así empezar el año, cavando tumbas todos los fines de semana, solapando fechas presentes con pasadas e imitar sin éxito a la máquina del tiempo, ¡maquinita dañada!, ¡maquinita maldita!, da lo mismo hablar de lo que es, lo que fue y lo que vendrá, merde alors, hasta dar vuelta sobre mis pasos, oportunidad que me será otorgada poco antes de irme al oscuro sempiterno, y esa vez lo haré todo bien, o más bien será mejor no intentarlo.

enero 03, 2005

Temores contundentes

Los martillos me dan escalofríos, al hecho se suma lo seguido que se me aparecen clavos, amalgamando esa pasta fria que es el temor por confundirlos con cada uno de tus cabellos y clavar... clavar... clavar...

...otra historia son los cuchillos.