noviembre 14, 2003

Oye me siento vacío otra vez, ni la posibilidad de llenarme con cerveza, ni de llenar un cuerpo ajeno me seduce tanto como la de desconectarme de mi masa y creer que despierto cuando cierro los ojos, transformando lo hostil paulatinamente mientras todo se oscurece, es inevitable mientras un sueño abrazador grita desde algún lugar de mi mente y el encierro rutinario vomita poco a poco pedazos de mi ser, confundiéndolos con voz, mirada y oídos, a veces rie y escupe dolores ardientes, ráfagas de odio cargadas de paz imposible, es viento que tranza con la desgracia para empujarme sutilmente a la trampa del destino que agazapada en los matorrales acecha, sospecho de todos, de la naturaleza, del sueño, de mis ilusiones cuando los quejidos del boque, mi bosque, entretienen vanamente los propósitos sórdidos de esta vida, no hay motivo para ser llevado de la mano, debo despertar.

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