agosto 23, 2004

Puenting sin soga...

Ahora entiendo de qué se trataban tus escapadas del mundo, aquellas que te aislaban completamente para reparar energías, no sé de qué clase, pero capaces de devolverte la confianza y la alegría al momento de verte otra vez, para tomarnos un café o devolverme un mail de manera tan amable y graciosa usando todos esos íconos de colores brillantes, causándome admiración y hasta vergüenza de mi mismo pues yo no soy radiante como tú.

Ahora entiendo esa mirada eterna al individual cada vez que nos sentábamos a la mesa y yo tomaba un capuccino, hasta que pedías permiso para devorar los croissants luego de haberme cansado de tentarte a que los pruebes, cogías uno, y lo comías lentamente, hablando de rato en rato claro está, pero siempre observando el individual con sus 'qué bonitos detalles!!!', sabía que me evitabas y me enfadaba, por eso me vengaba a la salida con cuentos de ladrones, fantasmas y violadores mientras caminábamos en medio de la noche y yo puteándome por salir con chicas sin confianza.

Ahora entiendo cuando dejaste de escribirme de la nada y no respondías mis llamadas, cuando tu primo le restaba importancia a cualquier tema que le hacía saber de ti, y más cuando otro de tus amigos me contó que eras feliz con alguien. Estoy seguro que tu hermana te dijo que llamé a tu celular y no me delvoviste la llamada, por eso me vengué no saludándote por tu cumpleaños, y no fui el único que se vengó de esa manera, estoy seguro que ni te dolió.

Ahora entiendo el por qué de esas 20 diazepanes que te tomaste ayer en la noche... espero poder hacértelo saber si regresas, aún así me hayas hecho a un lado por dedicarte a tu ahora difunto enamorado.

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