Yo puedo explicar esa inmensa capacidad de aparentar felicidad, orgullo y
frialdad cuando momentos después te encierras en tu cuarto y te destrozas,
rogándole humillantemente que deje verse por tan solo 5 minutos, minutos que
tiene reservados el destino en exclusiva, seguro a buen precio, y te mira
blandiendo el pulgar hacia abajo, incinerándote en el brasero de sus ojos y
el carbón de su silencio, sonrisita irónica para la ocasión; pronto la
bengala atraviesa tu mente, ¡ya tienes la excusa!, miras tu móvil y marcaste
otro número... el "delivery" llegará en 20 minutos.
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