octubre 25, 2015

La Brisa de los Espectros

Hoy descubrí que los fantasmas prefieren pasear lo más cerca al mar, visité por primera vez ese bar sobre el oceano y por mi lado vi pasar a esa fantasma vestida de negro, con su clásica mirada apuntando hacia la nada, con esa figura esbelta, pálida como una luna y un total desinterés por el que ella sabe que la está mirando.  Creo que aun así posara su mirada en mi ya no me reconocería, menos yo a ella, nos miraríamos como al centenar de botellas del bar que no tenemos la mínima idea del licor que llevan adentro, es más, siento que esa fantasma al mirarme se transformaría en una masa viscosa y horripilante llena de algas marinas como las que suelen aparecer en las películas de terror.

Qué pena, debe ser el fantasma con los labios más bellos que jamás he podido ver.  De pronto aparece esa náusea y el hielo recorre mi espalda como si fueran sus dedos los que recorren mi espinazo, como si el local se transformara en un barco lleno de fantasmas que navega sobre las aguas de esa noche, subiendo y bajando en la negrura, siento ganas de huir, recojo mis huesos poco a poco, sin buscar ese espectro aún revoloteando entre las mesas y los vasos de licor, y mi espalda, se eriza aterrada porque la brisa marina le confirma que ella ya me está mirando.