mayo 27, 2005

Espectros aéreos

Estabas en el gate, y yo abrazándote por última vez, tu mirada iba llenándose de vidrios que reflejaban cinco, diez, quince veces mi rostro. Haciendo esfuerzo por sofocar las llamaradas de melancolía tomé mis cosas y traspasé el portal consciente que detrás se me había desprendido la mitad, flotando en el ambiente y nuestras miradas esa mil veces conocida sensación de ausencia, pero es imposible engañarme, soy consciente que no estás, que no es la última vez, que no me voy para siempre. Entro al avión, me acomodo, miro por la ventanilla y sé que no estarás en el hall observando mi partir hasta que este aparatucho se vuelva una pequeña mácula en la lejanía de la tarde, ni yo estaré buscándote entre todos esos rectángulos coloreados llenos de bruma, sé que volveré y no existirán abrazos de bienvenida, ni amortización de besos adeudados, ni cumplimiento de caricias prometidas, seré el mismo buscador de fantasmas, como si nada hubiera ocurrido, como siempre ha sido.

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