marzo 14, 2004

Me alisté para salir a clases, como todos los días mi abuela preparaba el desayuno compuesto por pan con mantequilla y leche con té, lo único que según ella me podía mantener alimentado hasta el recreo, cuando me comería un pan con hot dog y papas al hilo que sólo en el kiosko de mi cole solían hacer, eso, si no era asaltado por una banda de conocidos que te pedían un pedazo de tu refrigerio, pero bastaba una mirada fria y un 'no' seco, para dejar atrás esas caras que ensayaban la súplica y alimentaban el estómago hasta saciarlo con todos los pedazos que 'gorreaban'.

Yo cursaba el 6to grado de primaria y mi colegio quedaba cerca de casa, pues caminando llegaba en 15 minutos, pero ese día se me hizo tarde, eran ya las 8am, como nunca, y dado el apuro decidieron llevarme en la camioneta del trabajo de mi mamá, enrumbamos mi tio y yo, mis hermanos aún dormían, seguro desayunarían más luego. En el camino conversaba con mi tio, que más que pariente era un amigo de la familia y solía apoyarnos bastante, a veces le tenía más consideración que a mi papá, por ser este último muy distante de mi, siempre lo fue y ahora también lo está, aunque ya no me importa.

Llegamos a la puerta de colegio y aliviado porque aún dejaban entrar a la gente, empiezo a bajarme de la camioneta y a despedirme de mi tio, cuando me saltaron el corazón y las tripas, un escalofrio se apoderó de mi al sentir un gran estruendo cerca de donde estábamos y en dirección a mi casa, en esas épocas de terrorismo las bombas se sucedían cada cierto tiempo en el Obelisco, a dos cuadras de casa, por los bancos que allí habían y ya me había 'habituado' a eso, pero esa vez fue distinto, preocupado entré al colegio y dejé a mi tio.

Al salir de clases le dí razón a lo que sentí, un coche bomba había estallado frente a mi casa, al parecer era un atentado contra los marinos que tenían un paradero allí para la gente que trabajaba en el terminal naval, sólo hubo lunas rotas y un terrorista muerto, la carga no estalló completamente, mis hermanos desayunaban en el momento de la explosión, suerte esa vez, pero se me pasó por la cabeza lo que habría pasado si estallaba la carga completa, son por eso mis muestras de solidaridad con la gente de Madrid, por el dolor de perder a hijos, hermanos y padres, que en pos de construir una mejor vida, la perdieron a manos de seres sin alma. Yo casi lo viví, en Madrid sí lo vivieron, no más odio por favor.

No hay comentarios.: