Fue un fin de semana largo, pero muy corto para lo que he podido descubrir, logré irme lejos de la ciudad y al regreso noté que esa alguien que me acompañó se estaba engañando con las mismas frases (supongo) que se me cruzaron por la cabeza hace tiempo atrás.
Giovanna, a veces quiero perdonarte cuando recuerdo tus disculpas, hoy pasé con mi auto por la puerta de tu casa y no pude evitar que me asaltara la memoria aquello que hice en el asiento de copiloto, el mismo que se interpuso entre mis ojos y tu puerta.
La vida da vueltas, me pone ahora en el rol de basura y quiero evitarlo intentando que se vea bonito, y todo para no tener la cara que pusiste ese día que me pedías perdón, y todo para no ver mi misma cara reflejada en esa chica con la que probé por primera vez la suspensión y que despediré mañana en el aeropuerto luego de una maratónica sesión de amor...
Estoy aprendiendo a olvidarte, haciendo que otros aprendan a olvidarme. Difìcil negocio para los que no podemos escoger.
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