febrero 02, 2005

Entrevista Personal

- Dígame ud. ¿cuál es su profesión?

- Malabarista

- ¿Y cómo practica sus números?

- Uso naranjas, palitroques, barras con fuego o sino emociones.

- ¿¿emociones?? ¿cómo? A ver, explíquese

- Mire, puedo jugar con la alegría, lanzarla muy alto, casi hasta el cielo y hacerla caer muy al fondo, doy una vuelta de mano y al instante sin hacer más de medio movimiento la alisto para elevarla de nuevo, es muy fácil cuando uno le agarra práctica o costumbre, o resignación, cuestión de intentarlo, y tus intenciones (para efectos de este caso, las manos) se moverán solas cual autómata que conoce muy bien su papel.

- Interesante, pero eso no es suficiente para mi.

- Puedo usar el amor, estirarlo como chicle, hacer un globo con él y en el momento menos esperado, plaf! reventarlo, el único problema de este acto es la falta de perfeccionamiento, aún no logro encontrar la forma de no ensuciar el auditorio con goma de mascar, los espectadores se quejan por lo excesivamente dulce y el olor a guardado que posee.

- ¿¿¿y eso qué tiene que ver con el malabarismo.????

- Fácil, esos trozos de chicle se adhieren a mis instrumentos (las emociones) y el número se convierte en una proeza moderna, un imposible menos en la condición avasalladora de la especie humana, un contrasentido de la estética en todas sus formas, es el catalizador que puede elevar aún más alto mis alegrías o soterrarlas en lo recóndito de las profundidades sin forma de poder recuperarlas.

- Uhm, ¿y eso reviste peligro?

- Pero por supuesto mi estimado, en estos números un malabarista sólo puede fallar una vez, el precio del error es muy alto cuando el cerebro se descalibra y el pulso tiembla, todo el acto se viene abajo y ese desliz se valoriza en vidas.

- Tengo mucha curiosidad por ver su número, ¡lo contrato!, ¿cuándo empezamos?.

- He allí el problema, deberá esperar un tantito...

- OIGA, ¡¡¡¿me está tomando usted el pelo?!!!, ¿qué debo esperar?

- Simple, que nazca de nuevo.

Le vi un cierto temblor en la frente y una medio-dificultad para mirar a la puerta por donde ingresé. Con mucho nerviosismo soltó:

- ¡¡¡¡¡¿¿¿¿El siguiente????!!!!!!

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