Hoy el teléfono sonó y pensé si tiene algo que ver con quejarse de cierta entidad omnipresente que tras bambalinas se burla del rostro de estúpido que puse al notar el brillo de la pantalla y la sonrisa que subía al bus dejándome un mullido boleto canjeable por una promesa para volvernos a encontrar uno de estos días.
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