febrero 03, 2008

Personalidad

"Ese es un carro con personalidad!!!!, como para ti", señala Juan Carlos el auto nuevo, es color azul metálico y brilla como el charol de sus zapatos, las bolsas aún cubren los asientos, pero las puertas están abiertas por si alguien quiere sentarse y a la postre, quedar atrapado en esa red de sueños que se va tejiendo apenas se coge el volante y se cierra la puerta. Juan Carlos vuelve a la carga: "Con ese te volverás más exigente supongo", ¡claro cómo no!, pienso, si ahorita soy tan bueno en esas cosas como Einstein jugando fútbol-americano, con auto temo que no solo se me convertirá en un estorbo, sino que además tendré la preocupación adicional de mantener un modo de vida nada barato, me queda sonreir y... "ah, con esta Belinda cae en un abrir y cerrar de ojos", me dice Juan Carlos, yo sólo miro el volante.

Al cabo de un rato, luego de ver cómo JC gozaba y soñaba con las camionetas como chiquillo corriéndose la paja, salimos del concesionario, seguimos por el camino conversando de autos, (juro que hice el esfuerzo por parecer interesado), y regresamos a la fábrica. Mi intención no es sentirme culpable ni mucho menos culpar a la empresa que hace los coches e inventar una nueva especie de ser humano en un comercial de 3 minutos, pero que me den a entender que mi personalidad es de color azul metálico, tiene ruedas doble tracción, cuesta 17000 dólares y luego recién existo, sólo se compara con quienes efectivamente piensan que se puede comprar en 60 cuotas a una tasa de 2.9 por ciento, lastima comprobar que la mayoría piensa así, (ergo es normal, yo soy el marciano), en especial hoy cuando con JC regresábamos y vimos a Belinda salir de la fábrica -linda-, con ese practicante llamado Arturo en su personalidad hatchback recién comprada.

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