febrero 19, 2008

I am blue

Estoy azul y no es una enfermedad. Miro el cielo y también es azul, si bien para la gente es precisamente lo contrario: Sonríen más, hacen más planes y alguno que otro se queja del calor que sofocantemente los alegra.


Estoy azul, en las noches cuando las estrellas se dejan ver como pocas veces en el año y las nubes asoman de a pocos en la bóveda, cuando puedo caminar libremente entre las sombras, casi sin importar que alguien me observe mascando mis espinas, casi al lado de los besos de los amantes, debajo de los árboles o en los pasajes donde no llega la modernidad en luz de farol.


Estoy azul y no sé qué noche cambiará el color, me pregunto eso sobre todo cuando veo ancianos llevando sus canes o canes llevando a sus dueños, cuando me encuentro con Gustavo, sus cincuenta años a cuestas y su mirada perdida, el semblante vacío, un aura que despide olor a ron y esa enorme duda que le brota en el rostro, una que quizá se parezca a la mía.


Estoy azul y no quiero llegar a los cincuenta, no quiero tener el rostro de Gustavo, no quiero oler a ron, no quiero pasear con perros, no quiero seguir mirando al vacío y haciéndome las mismas preguntas que tienen el color de esta noche infinita, donde las estrellas son apenas paliativo debajo de un farol que nadie arregla.

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