julio 02, 2005

Hilos rotos

- ¿Sabes K? siento algo por ti....

K se queda helado y no sabe qué responder, de la misma manera que cuando uno va a morir llega el flashback de todo lo vivido junto a ella: - no debí invitarla al cine, no debimos cenar, no debimos bailar, no debí regalarle nada por su cumpleaños - , lo mejor en estos casos, piensa, es dejar de lado lo oído, hacerse el desentendido e intentar un cambio de tema.

- Qué?? no te importa???

Ella interpreta el mohín de K y toda su femenina dulzura cae con fuerza hecha una pelota de vidrio, va a estrellarse contra el suelo de una sola realidad: su realidad, no le importan los motivos, no le interesa controlar ímpetus que la desinhiben, ni los que la llevaron a acostarse con él,(previo importe), es consciente de todo pero lo llena de insultos propios de su poco orgullo herido, K reacciona y fríamente le gana la palabra:

- Eres una puta... ¿¿¿qué quieres??? tu destino es quedarte así... jodida.

Otra vez los flashbacks lo ciegan, vienen como trozos de un espejo que desfilan por una mesa en su mente y terminan en el suelo hecho trizas, uno por uno, por los gemidos de hace 5 minutos, por las uñas que rasgaban su piel, por esas caricias que le dieron el primer indicio, por cada insulto que repite ella, por cada lágrima que cae de su rostro, por los golpes, por los gritos que ahogan la paz anterior, por los curiosos y por el "caballero retírese por favor"... portazo final, el surgir de un aura señala el restablecimiento del cómplice silencio para los otros ambientes donde nadie está, donde sin embargo hay mucha gente.

-- * --

- Bésame!!!!

Y Déborah amplía su sonrisa jugando con las sábanas, K responde amable a la vez que el sutil recuerdo golpea su mente,

- Hace unos meses había una chica llamada Giovanna ¿qué fue de ella?
- Ah!!! se mató por un tipo que no la quería.
- ¿Y quién era el tipejo ese?
- No sé, lo único que me enteré fue que hasta el último ella hablaba de un tal K... ¡pero Lalo, mi amor!, no hablemos de cosas tristes, termina de contarme tu viaje a Brasil

Acerca su cuerpo, muy cálido ahora, K la abraza, suspira y empieza: - Ah! justo cuando llegué, el tipo del taxi... - en el fondo se sorprendía de cuánto la gente puede condicionar su existencia a una persona y cómo la nimia pérdida para algunos no sólo es interna, física, el hilo de vida para aquellos símplemente se rompe y ¡plaf! aparece ese mismo silencio que inunda ahora el corredor, lo mejor para él, piensa, es no coleccionar mujeres, además de cambiar de nombre más a menudo.

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