agosto 15, 2008

Botones

Presioné el botón por accidente y se activó el insomnio de la angustia, una severa dosis de momento me ha tocado y ahora doy vueltas alrededor de mi cabeza, la siento más pesada que antes, llena de dudas, vacía de certezas.

El sol apareció y borró de un trazo el invierno, yo lo imité tragando mi almuerzo en medio de las pistas hechas del polvo que se introdujo en mi garganta, me alimentó durante la tarde hasta hacerme inquilino del cubículo donde a veces mi jefe me dijo (una vez, lo juro) que llora, donde se desfoga, y quizá también, donde se masturba.

Espero no soñar con botones, la luna no me ha visitado y mis ojos ya se cierran pero el pecho me palpita con una rara fascinación, yo lo interpreto como un respiro frenético ante el día que está más cerca que yo de encontrar el camino del armadillo, uno que va en medio de la oscuridad para no obligarse a mirar lo que por dentro se empecina en mostrar.

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