julio 23, 2006

Como si fuera ayer

La última maleta en la habitación significaba el fin de un ligero ejercicio matinal, mis libros, ropa y muebles elegían por sí mismos el lugar que les tocaba y yo sólo me limitaba a acceder sus caprichos, una mesa al lado de la puerta, el escritorio frente al espejo y una cama sin almohada son ahora el resultado de medio año de haberlo pensado, me asomo a la ventana y miro al cielo, es el mismo gris de tiempo atrás, el mismo color de pared y casi la misma ubicación en la enorme casa. Ahora el viejo está feliz, (luego lo sabría con más exactitud), Tati un poco más gordita y la casa entera no ha cambiado, me acuesto en la cama y quedo mirando al techo con las manos arriba queriendo alcanzarlo, doy un repaso mis pertenencias y sus caprichos, creo que nunca me fui, tal vez fue un raro pensamiento y otra vez estoy de vuelta, solo, con mamá diciendo que me extraña cada vez que regreso, pero con 2 años encima que pasaron lo mismo que un parpadeo.

Y todo se siente como si nada más ayer me hubiera ido.

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