abril 08, 2004

Julissa era una chica de mi antiguo barrio del Callao, tendría unos 16 años cuando la conocí y creo que nunca olvidaré sus ojos achinados y esa voz ronca que la hacía tan sensual, yo, a los 10 años ya tenía despiertos todos los sentidos y la época de la lambada estaba en todo su esplendor, tranquilo, no es un relato erótico, sólo recuerdo cómo ignoraba olímpicamente a este desdichado y puedo decir con seguridad que fue la primera chica que desee, era esplendoroso ver cómo su cabello negro le hacía juego a su polo rojo, me alocaba al verla caminando y siempre la esperaba pasar por mi ventana, notaba cómo tenía desesperados a los demás del barrio e ideaba la forma de acercarme, al menos logré tener el consuelo de bailar lambada en una fiesta con ella, pero creo que leyó mi mente y se soltó rápido de mi, yo era más chiquito y aprovechaba bien esa ventaja, también suspiraba con esa canción 'son 12 rosas que hablarán por ti', y me la imaginaba cerca, a punto de besarla. Tonto, esa alucinación se dio con las demás que fui 'amando' y a las que nunca me declaré.

Una cosa es ilusionarse con algo y otra estar en la realidad, cuando tienes por fin cerca a quien tanto quieres, en la mesa más distante... y en un restaurante con poca gente. Pedir un par de pizzas y agua mineral, conversar de n cosas, que carecen de interés, pero lo único importante ahora es observarla, tenerla cerca, intocable como el más preciado diamante, pero disfrutando de su sonrisa e imaginando los más atrevidos besos, morder sus labios y fusionarme con ella. Retomo el hilo de conversación, no sin antes acabar el último trozo de pizza que me sabe a nada pues todos mis sentidos se pierden en este instante, la última gota de agua pasa desapercibida también. Me preparo para el siguiente paso. '¿Sabes lo que tengo en la cabeza?' mientras inadvertidamente toco su mano, poco a poco voy presionándola, y mis ojos se clavan descubriendo los suyos, silencio, una sensación de vacío empieza a rondar y nuestras mentes se enfocan una a la otra, 'tu nombre, tus ojos, tu cabello, tus labios y es imposible que yo los saque', empiezo a acariciarla, 'Giovanna quieres ser mi enamorada?'. Me mira desconcertada, retira su mano presurosa, su mirada y sus pensamientos empiezan a correr a mil por hora, así como su cuerpo, rauda cruza el umbral de la puerta, y ahora estoy solo. Veo pasar no sólo a Giovanna, detrás corriendo también están Valeria, Paola, Vanessa, Jéssica, Ingrid y la última con su vestidito de lambada, Julissa.....

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